El ’71

Mientras el MAR se reorganizaba, el movimiento estudiantil de la capital mexicana se preparaba para salir a las calles por primera vez después de los sucesos del 68. El 10 de junio se convocó a una marcha de apoyo al rechazo del alumnado de la UANL a la nueva ley orgánica universitaria. De forma multitudinaria partió de planteles del IPN y del Casco de Santo Tomás hacia el Monumento a la Revolución. En dos ocasiones la policía trato de impedirles el paso. El contingente avanzaba por la Calzada México Tacuba, a un costado de la Normal Superior, cuando se escuchó el grito: “¡Halcones! ¡Halcones!” Unos 300 hombres vestidos de civil, entrenados en combate cuerpo a cuerpo, armados de tubos, palos, pistolas, fusiles y ametralladoras atacaron a la multitud. Se trataba del grupo paramilitar Halcones.

Espectadores en la Calzada México – Tacuba, 10 de junio ’71 / AGN

El saldo fue de 15 muertos y 85 heridos, algunos de gravedad. Echeverría negó tener responsabilidad en el caso. La noticia estremeció a los estudiantes de Nuevo León. Se hallaban sin espacios políticos y convencidos de que el estado que los reprimía jamás podría ser derrocado sin la toma de las armas. De entre estos estudiantes germinó lo que más tarde sería la Liga Comunista 23 de septiembre.
Los grupos subversivos aparecieron con celeridad. El CAP, Comandos Armados del Pueblo fue creado a principios de 1971 y detenidos en septiembre luego de que su comando realizara una expropiación a la panadería y vinatería San Javier de la Colonia Narvarte.
Apenas el secretario de la Defensa Nacional negaba a Excélsior que hubiera guerrillas activas en las ciudades, cuando un comando urbano ejecutó el primer secuestro político que estremeció a las clases poderosas del país.
El 27 de septiembre el Frente Urbano Zapatista FUZ interceptó a Julio Hirschfeld Almada, director de aeropuertos y yerno del multimillonario azucarero Aarón Saenz. Exigieron 3 millones de pesos en un máximo de 48 horas. Echeverría en una improvisada conferencia de prensa dijo que el gobierno pagaría. Al día siguiente sonó el teléfono en casa de Hirschfeld en Paracaima 1320 Lomas de Chapultepec. Una voz femenina instruyó al hijo del empresario para que recogiera un sobre dejado al pie de un poste en el cruce de Basilio Romo y Calle de los misterios. En el sobre había una foto del empresario y una carta donde se dispensaba a la familia por haber llamado a la policía y se le ordenaba que esta no interviniera.
Las edades de los guerrilleros iban de los 25 a los 35 años y venían en su mayoría de una escisión de la Liga Comunista Espartaco. Pretendían unificar la lucha urbana con la rural. Los dirigentes eran Francisco Uranga y Paquita Calvo. Se dieron a conocer al asaltar una sucursal del Banco Nacional de México en octubre de 1970. El caso mereció las ocho columnas del Universal por los disfraces estrafalarios que usaron y por haber sido considerado el primero en la historia de la delincuencia Mexicana en el que participaban mujeres.
La familia pagó el rescate y el señor fue liberado dos días después.
Un comunicado de la agencia France Presse volvió a dar señales del FUZ:  El jueves 25 de noviembre de 1971, fue repartida la cantidad de 300 000 pesos entre los mas necesitados de nuestro pueblo en el Distrito Federal.
“No creemos que la labor asistencial caritativa lleve de ninguna manera a la liberación de las masas explotadas. Radicalmente opuesta a esos hechos es esta acción, que consideramos de elemental justicia. Por la creación del hombre nuevo.” Frente Urbano Zapatista.
Con el rostro cubierto, sorprendieron a la gente madrugadora de la bondojito y les dieron 500 pesos a cada uno. Tenían la intención de distribuir el resto entre las guerrillas de Guerrero pero no alcanzaron su objetivo.
El 29 de enero de 1972 fueron capturados 8 miembros y la policia recuperó un millón 890 mil pesos. Fueron condenados en promedio a 30 años de prisión.
Entre diciembre del ’71 y febrero del ’72 proliferaron las detenciones, combates y muertes de los primeros grupos que se lanzaron a las armas.



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